Carlos Llavata
Nelo Vilar
Engraver-expeditious-of-action, pop icon.
I seriously asked myself why Carlos Llavata causes explosions, why the firecrackers, why the unpleasant guns. I began to investigate in his materials, starting in the beginning, the monotypes and the ceramics, and then I understood everything to it: Carlos is,"simply", a engraver(recorder), well that an Recorder-expeditious one. To the model of engrave of unique unit that represents the monotype to only adds "a small" element: the chance. They are the shots, the explosions,those that burden (record or engrave) his silhouette on a fabric or a wall. Or those that leave their printing on a clay tower, or on a perfectly modeled vase made a live. The forms that remains are amazing, but it is the process which seems to interest before anything. In this case, CarlosLlavata would be an Recorder-expeditious-of-action, as Jackson Pollock or Georges Mathieu, they were painters-of-action.
For a long time I have been dividing to the artists between whom they produce useful work for an impossible infantile program of television and those that don't. It is not about childish, of triviality or simpleness, but of the "world" that there is back the work of a determined author, the naturalness, the talent and humor as opposed to the solemnity and the religious bigotry of others. I talk about, of course, to a chimerical infantile program, not necessarily tolerated to minors, in whom outside possible the political, erotic work, etc. Robert Fillliou, for example, is brilliant applied to the children. Beuys not as much. Nor possibly Tàpies. Brossa yes. And Bartholome Ferrando. And good part of the Fluxus, some surrealistas... Dadá, of course, and the first futurism... In this hypothetical ideal program that would changethe life of children and adults, I see like a in habitual section to Carlos Llavata. Imagine a fellow, a personage who goes that way exploding everything, that it has piano that instead of musical notes it activates fireworks (and that in the end explodes), that bursts things that fly, that runs, daily things (since the Valencian children in the insuffrable Fallas of València); that one stains, that is singed like Mortadelo. That pop icon, I think, would have astonished to the surrealistas, would have made lose the composure to the solemn ones, would have made run to the hieratic ones in front of a Napolitan cracker. I vote by the humorous, ingenious, surprising Llavata, a little naíf, that sends us the wonderful thing, to the fantastic thing, to the absurd...
© Nelo Vilar 2007, Excerpt from:
Catalogue, Marte et Arte, Exhibition at espacio grupo forja, 2007, Valencia, Spain.
Gravador-expeditivo-de-acción, icono pop
Nel·lo Bilar
Me preguntaba seriamente porqué Carlos Llavata provoca explosiones, porqué los petardos, porqué las antipáticas escopetas. Empecé a indagar en su material empezando por el principio, por los monotipos y las cerámicas, y entonces lo entendí todo: Carlos es, “simplemente”, un grabador, bien que un Grabador-expeditivo. Al modelo de gravado de ejemplar único que representa el monotipo sólo le añade un “pequeño” elemento: el azar. Son los tiros, las explosiones, los que gravan su silueta sobre una tela o sobre un muro. O las que dejan su impresión sobre una torre de barro, o sobre un jarrón perfectamente modelado en directo. Las formas que restan son asombrosas, pero es el proceso lo que parece interesar antes que nada. En este caso, Carlos Llavata sería un Grabador-expeditivo-de-acción, como Jackson Pollock o Georges Mathieu fueron pintores-de-acción.
*****
Desde hace tiempo divido a los artistas entre los que producen obra útil para un imposible programa infantil de televisión y los que no. No se trata de puerilidad, de banalidad o simplonería, sino del “mundo” que hay tras la obra de un autor determinado, la naturalidad, el ingenio y el humor frente a la solemnidad y la beatería de otros. Me refiero, claro, a un quimérico programa infantil no necesariamente tolerado a menores, en el que fuera posible el trabajo político, erótico, etc. Robert Fillliou, por ejemplo, es genial aplicado a los niños. Beuys no tanto. Ni posiblemente Tàpies. Brossa sí. Y Bartolomé Ferrando. Y buena parte de los Fluxus, algunos surrealistas… Dadá, por supuesto, y el primer futurismo… En este hipotético programa ideal que cambiaría la vida de niños y adultos, veo como una sección habitual a Carlos Llavata. Imagínense un tipo, un personaje que va por ahí explotando todo, que tiene un piano que en vez de notas musicales activa fuegos artificiales (y que al final explota), que revienta cosas que vuelan, que corren, cosas cotidianas (como hacen los niños valencianos en las insufribles Fallas de València); que se pringa, que se chamusca como Mortadelo. Ese icono pop, creo yo, habría maravillado a los surrealistas, habría hecho perder la compostura a los solemnes, habría hecho correr a los hieráticos delante de una carcasa. Yo voto por el Llavata cómico, ingenioso, sorprendente, un poco naíf, que nos remite a lo maravilloso, a lo fantástico, a lo absurdo…
© Nelo Vilar 2007, Extracto de:
Cataloguo, Marte et Arte, Exposiciónen el espacio grupo forja, 2007, Valencia, Spain.
Nel·lo Bilar
Me preguntaba seriamente porqué Carlos Llavata provoca explosiones, porqué los petardos, porqué las antipáticas escopetas. Empecé a indagar en su material empezando por el principio, por los monotipos y las cerámicas, y entonces lo entendí todo: Carlos es, “simplemente”, un grabador, bien que un Grabador-expeditivo. Al modelo de gravado de ejemplar único que representa el monotipo sólo le añade un “pequeño” elemento: el azar. Son los tiros, las explosiones, los que gravan su silueta sobre una tela o sobre un muro. O las que dejan su impresión sobre una torre de barro, o sobre un jarrón perfectamente modelado en directo. Las formas que restan son asombrosas, pero es el proceso lo que parece interesar antes que nada. En este caso, Carlos Llavata sería un Grabador-expeditivo-de-acción, como Jackson Pollock o Georges Mathieu fueron pintores-de-acción.
*****
Desde hace tiempo divido a los artistas entre los que producen obra útil para un imposible programa infantil de televisión y los que no. No se trata de puerilidad, de banalidad o simplonería, sino del “mundo” que hay tras la obra de un autor determinado, la naturalidad, el ingenio y el humor frente a la solemnidad y la beatería de otros. Me refiero, claro, a un quimérico programa infantil no necesariamente tolerado a menores, en el que fuera posible el trabajo político, erótico, etc. Robert Fillliou, por ejemplo, es genial aplicado a los niños. Beuys no tanto. Ni posiblemente Tàpies. Brossa sí. Y Bartolomé Ferrando. Y buena parte de los Fluxus, algunos surrealistas… Dadá, por supuesto, y el primer futurismo… En este hipotético programa ideal que cambiaría la vida de niños y adultos, veo como una sección habitual a Carlos Llavata. Imagínense un tipo, un personaje que va por ahí explotando todo, que tiene un piano que en vez de notas musicales activa fuegos artificiales (y que al final explota), que revienta cosas que vuelan, que corren, cosas cotidianas (como hacen los niños valencianos en las insufribles Fallas de València); que se pringa, que se chamusca como Mortadelo. Ese icono pop, creo yo, habría maravillado a los surrealistas, habría hecho perder la compostura a los solemnes, habría hecho correr a los hieráticos delante de una carcasa. Yo voto por el Llavata cómico, ingenioso, sorprendente, un poco naíf, que nos remite a lo maravilloso, a lo fantástico, a lo absurdo…
© Nelo Vilar 2007, Extracto de:
Cataloguo, Marte et Arte, Exposiciónen el espacio grupo forja, 2007, Valencia, Spain.